Hace dos años a Tinta Invisible cayó del cielo una ‘minerva’, que es como se conoce en genérico una linotípia de imprimir clichés tipográficos. Como pieza es una maravilla, un trasto de hierro que sincroniza una curva de movimientos acompasados para estampar papeles.
El pedal acciona una rueda de engranajes dentados. El majestuoso volante de peso empieza a cercar. Con la inercia generada entinta los carretes de caucho que peinan los tipos de la caja de texto, en la hora que el tímpano -cama de la hoja de papel- se mueve con un golpe suave para hacer realidad la impresión.
Nos hacía falta un pretexto para poner en marcha la ‘minerva’, conscientes que el que mujer sentido a la herramienta es justo el uso que se hace. Nos dejamos inspirar por la idea del cadáver exquisito de los surrealistas, que de jugar eran maestros. Se pasaban dibujos tapados por pliegos donde solo se enseñaba la parte final, esta parte de dibujo te invitaba a continuarlo allá donde el compañero lo había dejado y así, de mano en mano, hasta completarlo.
Como que dibujo y texto son el mismo, este experimento por fuerza tiene que salir bien. Haremos un cadáver exquisito por placer: - Poetas, queréis jugar? Lo haremos uno a la seguida del otro, sin condicionar la elección de compañero, con entrega y confianza del siguiente. Un cambio de género vital trenzará la cremallera.
Esta publicación, clara y breve, destila ganas de dir. Leedla de un tirón que estos doce poemas dibujan un tiempo hondo.
Nuria Martínez-Vernis
Joan Puigdefàbrega
Guim Valls
Meritxell Sales
víctor bonetarbolí
Marta Darder
Andríi Antonovskyi
Meritxell Cucurella-Jorba
M. Pey
Lurdes Malgrat
Adam Manyé
Dolors Miquel
Portada: Tura Sanglas